La Harmina es un alcaloide fluorescente que pertenece a la familia de las beta carbolinas, esta sustancia se puede encontrar en varias plantas, específicamente en la planta de Harmal del Medio Oriente, la cual se le conoce también como la Ruda Siria, en el ámbito sudamericano se le llama Banisteriopsis Caapi.
La Harmina es un inhibidor reversible de la monoamina oxidasa A (MAO-A), una enzima que degrada las monoaminas. La Harmina se une selectivamente a la MAO-A pero no inhibe la variante MAO-B. Es idéntica a la Banisteriopsis Caapi y es uno de los ingredientes activos de las bebidas alucinógenas elaboradas en la región occidental del Amazonas.
En un estudio realizado por el Hospital Monte Sinaí en Nueva York, donde tenían como objetivo multiplicar las células beta del páncreas para las personas con diabetes, la Harmina demostró que es capaz de esto. La molécula que es ingerida tradicionalmente por los chamanes de la Amazonía en rituales espirituales por el gran poder alucinógeno que tiene, consiguió triplicar el número de células beta de ratones que fueron modificados genéticamente para imitar la diabetes humana.
Andrew Stewart, autor principal del estudio y director del Instituto de Diabetes, Obesidad y Metabolismo del Hospital Monte Sinaí declaró que “aunque hay mucho trabajo para mejorar la especificidad y la potencia de la harmina y sus compuestos relacionados, el resultado que se dio representan un paso clave hacia un tratamiento más efectivo contra la diabetes”.
Por su parte, el biólogo Adolfo García Ocaña dijo que la Harmina es el primer compuesto capaz de replicar células humanas productoras de insulina a unos niveles que pueden tener un impacto terapéutico, pues incluso se llegaron a analizar los efectos de la harmina en ratones diabéticos y en células humanas que fueron trasplantadas a ratones.
También se ha identificado a la harmina como un nuevo activador que está involucrada directamente en la inhibición de la angiogénesis (se forman nuevos vasos sanguíneos) y del crecimiento tumoral. Se evidenció, además, que no solo funcionó para determinar el ciclo de las células endoteliales, sino que también detuvo la formación de tubos y la inducción de neovascularización en el tejido de la córnea de los ratones. Se sabe que la harmina inhibe el crecimiento tumoral por la reducción de angiogénesis.
La harmina puede tener efectos en otros órganos y los científicos buscan la forma de convertir esta molécula en un misil que vaya directamente a las células del páncreas. Aunque reconocen que esto no será fácil pues no existen medios para conseguirlo, sin embargo, se están dando los primeros pasos en varios laboratorios de Estados Unidos.
¿Cómo funciona la Harmina?
El equipo de Stewart cree que la harmina actúa sobre una proteína llamada DYRK1A, esta es conocida por impulsar la división de otros tipos de células. Esta interacción, aumentaría los niveles de otros promotores de la división celular, como la proteína llamada c – MYC.
Los investigadores diseñaron un sensor microscópico, gracias a un gen de luciérnaga, que brillaba cada vez que se activaba el gen con las instrucciones para fabricar la proteína c-MYC. De los 100 mil compuestos que se llegaron a probar, solo 86 de ellos generaron proliferación de las células del páncreas. Este descubrimiento, ofrece una esperanza para futuras terapias regeneradoras de células productoras de insulina en los pacientes, pero también abre la puerta a la multiplicación de células de donantes en el laboratorio, esto servirá para el trasplante a las personas enfermas. Si este proyecto llega a tener éxito, será un verdadero ejemplo de medicina natural.
